El 4 de julio por la noche, un importante canal de televisión dedicó dentro de un programa relativo a la entrega del texto definitivo del proyecto de nueva Constitución, una nota a las polémicas de la Convención Constitucional que contribuyeron a su desprestigio. Se identificó, entre otras, las siguientes: 1. La farsa de Rojas Vade: 2. El convencional que votó desde la ducha. Nada se dijo sobre las sanciones del Comité de Ética por conductas agresivas, difusión de mentiras y desinformación ¡Para algunos mentir o desinformar premeditadamente sale gratis!

La campaña del rechazo a la nueva constitución tiene una larga data y varios de sus actores principales la siguen  respaldando hoy día en el seno de la Convención. Se trata de un liderazgo que conduce a la derecha a un punto muerto y que ha conseguido lo que era impensado: alianzas y pactos coyunturales entre fuerzas de centro izquierda e izquierda que hasta ayer estaban en trincheras opuestas, es más, han gatillado acuerdos sustantivos entre actores del movimiento social y los partidos políticos, enemigos declarados a propósito de las elecciones para la Convención Constitucional.

El discurso y la palabra de la derecha está en crisis. Hoy escupe lo que ayer glorificó y recurre a las peores prácticas para descalificar un mecanismo (los 2/3) que ella exigió y promovió como garantía y contribución a la legitimidad del proyecto de texto constitucional que aprobaría la Convención: su palabra y su discurso vale muy poco en esta trascendente coyuntura.