La nueva Constitución establece por primera vez en la historia constitucional chilena, normas protectoras sobre el mundo rural, el trabajo campesino, la actividad agrícola, la familia y las tradiciones campesinas vinculadas a la producción. Se trata de un manto de protección, promoción y cuidado que permite caracterizar al proyecto de nueva Constitución como una Constitución campesina.

La literatura especializada señala que la desinformación y la información no verdadera constituye la más grave vulneración del derecho a la información. Incurriendo en ambas conductas el rechazo ha venido instalando un cerco comunicacional en torno a la nueva Constitución: ha conseguido con sus tergiversaciones y mentiras que un texto de gran alcance desde el punto de vista de las materias, valores e intereses que regula, sea evaluado y comprendido a partir de un conjunto muy menor de sus normas. La campaña del rechazo ha logrado hasta ahora que, de sus 388 artículos y numerosas disposiciones transitorias, solo se debata una mínima parte, aquella que ella determinó al diseñar su “feroz campaña comunicacional”.